Necropolítica de Achille Mbembe
Achille Mbembe, en Necropolítica, nos ofrece una reflexión incómoda pero urgente sobre los límites del poder, la soberanía y, sobre todo, sobre el derecho a decidir quién vive y quién muere. Lejos de tratarse de una lectura sencilla, este ensayo filosófico-político interpela nuestras nociones más básicas sobre la vida humana, obligándonos a mirar de frente cómo las estructuras modernas de poder lejos de liberar o proteger se organizan en torno al control de los cuerpos, los territorios y las vidas, en especial de aquellos considerados prescindibles.
Se parte de la crítica al modelo foucaultiano de biopolítica, ese que habla de un poder que gestiona la vida. Sin embargo, lo que él observa, sobre todo desde la experiencia colonial y poscolonial africana, es que el poder ya no solo se limita a administrar la vida, sino que se especializa en producir la muerte. De ahí nace el concepto de necropolítica: una forma de soberanía donde el poder supremo no es solo gobernar, sino decidir sobre la muerte, sobre la destrucción de cuerpos, culturas, esperanzas y futuros.
Este análisis no es abstracto ni lejano. Aunque se nutre de experiencias como la ocupación de Palestina, los campos de concentración nazis o la violencia en África postcolonial, su resonancia es global. Lo que más impacta de la obra de Mbembe no es solo su lucidez teórica, sino su fuerza moral. Nos recuerda que la violencia no es un accidente del sistema, sino una de sus condiciones. Y que la modernidad, con todos sus avances, ha sabido combinar democracia y muerte como dos caras de una misma moneda. Esta afirmación es desconcertante, porque desmonta la ilusión de progreso lineal con la que muchas veces se justifica el presente.
Concluyendo en definitiva, este libro no es solo una crítica al poder, sino un llamado a la conciencia. Nos obliga a ver cómo, detrás de los discursos de orden, seguridad y progreso, se esconde una maquinaria que decide qué vidas importan y cuáles no. Reconocer esta realidad es el primer paso para resistirla. En tiempos donde la indiferencia parece ser la norma, leer a Mbembe es un acto de lucidez y de responsabilidad ética. Porque mientras haya vidas que se consideren descartables, ninguna estará verdaderamente a salvo.
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